EL GESTO EN

las Meninas de Picasso

La filósofa e investigadora Jèssica Jaques nos propuso relacionar nuestras investigaciones sobre cuerpo y coreografía con las Meninas de Picasso. A partir de tal invitación, Laura Vilar y yo, reconocimos que repetidos gestos que se aparecen en la famosa serie podrían considerarse dancísticos. Comenzamos un estudio de la obra clasificando lo que en ella insinuaba alguna acción performativa, quisimos entonces traer ese contenido de vuelta: pensar la imagen fija a través de su re-ejecución, rescatándola de su pasado para hacerla acción. La manera más inmediata fue imaginar que todo trazo pictórico es huella de una pequeña danza que el pintor realiza al pintar, pero quisimos encontrar otros rasgos performativos que no sólo se limitaran a una reinterpretación del cuerpo de Picasso pintando, sino que revivieran la concepción espacial y temporal que tuvo el artista cuando creaba la serie. Principalmente reconocimos que la obra las Meninas exige del espectador un desplazamiento espacial que revela un encuentro entre lo escultórico y la pintura, interés siempre presente en la obra de Picasso y que aquí se logra gracias al formato serie: la serie y sus títulos crean un patrón coreográfico, un recorrido, que otorga a la pieza la condición de fenómeno tridimensional, antes que bidimensional, que envuelve al espectador (y al pintor) en la obra.

La necesidad de andar para contemplar por entero las Meninas, recorrido obligado a través de tres salas del Museo Picasso de Barcelona, hizo evidente que las 58 variaciones de la serie dibujan también otros mapas o manuales que ofrecen diferentes itinerarios para recorrerla.

Los títulos -las fechas en los que fueron pintados los cuadros-, sería el primer recorrido; los guiños que hace el pintor entre cuadro y cuadro al convertir las figuras en signos que se repiten (la abstracción de un ojo, una pose de las manos, las palomas), nos dan otro mapa que podríamos leer en segundo recorrido no temporal o lineal mas fragmentado en códigos secretos, grafías escondidas que se llaman una a otra de lienzo a lienzo. El tercer mapa es muy discreto e insinúa una deriva, un deambular que ofrece un final al paseo por la serie, y se trata de las variaciones de las palomas. Picasso nos atraviesa por el espacio del espectador (o espacio de los reyes, como le llamará Foucault hablando sobre el original de Velázquez), nos hace recorrer el interior, evidenciado con la perspectiva -clásica y otras veces de sesgo cubista-, y nos dirige hasta la puerta del fondo, el espacio de la puerta (Foucault), donde ya no somos presa de los límites pictóricos (ni de las constricciones de fechas y personajes), sino que, como desde una ventana abierta, caemos, con las variaciones de palomas, en el espacio de la posibilidad, de lo que antes sólo se insinuaba posible en la luz del fondo.

Nuestra intervención consistió en retomar los tres recorridos, sobreponerlos cual palimpsesto… Sonido, palomas, textos, fechas, signos, ritmos, tonos… hacer con ellos una nueva distribución espacial, nuevas relaciones entre signos y signos, entre cuerpos y lienzos, entre sonidos y texto, para llamar a la obra a ser de nuevo una actividad.


*Acción coreográfica para el 3er Congreso Internacional Picasso i Identitat

Museo Picasso de Barcelona, Barcelona España

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Abril 2017